Con el carnaval a la vuelta de la esquina, a la mayoría de nosotros, nefastos previsores, nos entran las prisas por hacernos de un disfraz. Todos los años lo mismo, primero surge la inapetencia para dejar paso luego al repentino contagio de la fiesta.
Pues bien, para aquellos rezagados que aun no tienen decidido el atuendo que lucirán en tan divertido espectáculo, desde aquí vamos a asesorarles para que su disfraz sea todo un éxito. Para empezar, optemos por un disfraz ya confeccionado o bien por uno casero, lo más importante van a ser los complementos, éstos son la clave del éxito del disfraz: un maquillaje divertido, algún detalle original…
En primer lugar debemos, una vez escogido el personaje, adentrarnos un poquito en su historia ya que no debemos olvidar que disfrazarse conlleva ser actor por un rato. Por lo que es conveniente que nos preparemos un pequeño guió, una canción, una frase divertida o un sonido característico. Seguidamente tener en cuenta que el disfraz tiene que parecer de verdad, para ello nos ayudaremos de los complementos, por ejemplo, una bruja no es tal sin su escoba.
No menos importante es el maquillaje, de modo que no debemos olvidarnos de la pintura de la cara ya que de esta forma evitaremos ser reconocidos, o al menos no se lo pondremos tan fácil al resto de los amigos.
Solemos quitar importancia a las manos, sin tener en cuenta que éstas deben de ir también acorde con el resto del disfraz. Lo mismo nos pasa con los pies, ¿desde cuando un pirata va con zapatillas deportivas?
Para la cabeza podemos elegir una peluca, un sombrero o simplemente una diadema, cualquiera de ellos puede ser el toque perfecto. Así como los artículos de bromas también pueden resultar interesantes a la hora de acompañar al disfraz. Por ejemplo, las brujas son muy dadas a las arañas y a las serpientes, ¡de plástico serían perfectas!
Y ya para finalizar, desvelaros un secreto, dos son las cosas que nunca fallan a la hora de causar sensación: la primera de ellas es que si es posible, prepares el mismo disfraz para toda la familia o amigos ya que, de todos es sabido que dos siempre es mejor que uno y siete, mejor que cinco. Y por último, lo que no debe de faltar bajo ningún concepto, lo más importante de todo es… la mejor de las sonrisas, que por otro lado, tiene efecto contagioso.